No hay Discipulado sino Adoctrinamiento
ESTÁ ADOCTRINADOS, NO ESTÁ DISCULADOS
2 Timoteo 4:3-4 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
LA MAYORÍA DE LOS CREYENTES NO CREE POR CONVICCIÓN, SINO POR TRADICIÓN. No siguen a Cristo, sino al sistema que heredaron. Han sido adoctrinados, no discipulados. Por eso, no estudian las Escrituras por sí mismos; dependen de lo que un “ungido” les diga desde un púlpito y rara vez se atreven a cuestionarlo.
Lo trágico es que no quieren estudiar. Tienen acceso a la Biblia, a herramientas, a la historia y a los textos originales, herramientas tecnológicas para estudiar la Escritura, son una generación del siglo XXI más privilegiada que la época de la edad media cuando tenía la Biblia en latín y era inaccesible para la lectura bíblica antes de la reforma protestantes y que en la época del imperio de la Contrareforma de la iglesia católica romana, pero prefieren la comodidad de la ignorancia y seguir con la mentalidad medieval de la Contrareforma Romanista pero versión evangélica. La pereza espiritual los domina. Y en esa pereza, están dispuestos no solo a ser engañados, sino incluso a pagar para serlo (La nueva indulgencia del Siglo XXI). Diezman, ofrendan, financian estructuras religiosas que les venden ilusiones y dogmas, mientras descuidan su responsabilidad personal de escudriñar la Palabra de Dios (Juan 5:39; Hechos 17:11).
Han perdido toda capacidad crítica. Se comportan más como cabras adoctrinadas que como ovejas instruidas por el Buen Pastor. Siguen sin discernir, sin cuestionar, sin examinar. Les dicen que el fin del mundo está cerca, lo creen. Les dicen que deben diezmar para no ser malditos, lo aceptan. Les dicen que deben someterse ciegamente al “pastor”, y lo hacen sin pensar.
Esa es la radiografía de gran parte de los creyentes hoy; un pueblo que tiene la Palabra inspirada en sus manos, pero que prefiere vivir de segunda mano, conformándose con migajas doctrinales, dependiendo de hombres en lugar de depender de Dios.
El llamado de Cristo sigue siendo claro: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
Defensores de la Doctrina Bíblica Reformada DDBR

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