COMENTARIO LECCIONARIOS EXEGÉTICO BÍBLICO DE 1 JUAN 5:7-8 - SANTO TOMAS DEL AQUINO

COMENTARIO EXEGÉTICO BÍBLICO DE 1 JUAN 5:7-8 EN DEFENSA DE LA COMA JOÁNICA – SANTO TOMAS DEL AQUINO


Párrafos leccionarios y comentarios exegético en defensa de la Coma Joánica (1 Juan 5:7-8) extraídas de los libros de Santo Tomas del Aquino




1 Juan 5:7-8 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.

Ἰωάννου αʹ 5:7-8 οτι τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τω ουρανω ο πατηρ ο λογος και το αγιον πνευμα και ουτοι οι τρεις εν εισιν και τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τη γη το πνευμα και το υδωρ και το αιμα και οι τρεις εις το εν εισιν. (Textus Receptus Griego - Beza 1598)

En cambio está lo que se dice en 1 Juan 5,7: En el cielo tres son los que dan testimonio: El Padre, la Palabra y el Espíritu Santo. Y a quienes preguntan ¿Qué tres? se responde: Tres personas, como dice Agustín en el VII De Trin.5 Así, pues, en Dios sólo hay tres personas.

Solución. Hay que decir: Según los presupuestos establecidos, es necesario poner en Dios sólo tres personas. (…) Por lo tanto, hay que concluir que la espiración le corresponde a la persona del Padre y a la persona del Hijo, ya que no mantiene ninguna oposición relativa ni a la paternidad ni a la filiación. Consecuentemente, es necesario que la procesión corresponda a otra persona, que es llamada la persona del Espíritu Santo, que procede por amor, como quedó establecido. Hay, por lo tanto, tres personas en Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Respuesta a las objeciones. 1. A la primera hay que decir: Aun cuando sean cuatro las relaciones en Dios, sin embargo una de ellas, la espiración, no se separa de la persona del Padre y de la del Hijo, sino que le corresponde a ambas. Así, aun cuando sea relación, no es llamada propiedad, porque no le corresponde sólo a una persona, ni tampoco es relación personal, esto es, no constituye persona. Pero estas tres relaciones: paternidad, filiación y procesión, son llamadas propiedades personales como si constituyeran persona, pues la paternidad es la persona del Padre; la filiación, la del Hijo; la procesión, la del Espíritu Santo.

(Suma Teológica del Santo Tomas del Aquino, Cuestión 30, Articulo 2, En Cambio, Solución, Respuesta 1 a las objeciones)


Según la segunda consideración, es decir, tratar lo referente a Dios en cuanto que es uno, Agustín apropia la unidad al Padre, la igualdad al Hijo, la concordia o la conexión al Espíritu Santo.

Es evidente que estas tres características denotan unidad, pero de manera diferente. Pues la unidad se dice en sentido absoluto, y no presupone nada más. De este modo se apropia al Padre, que no presupone otra persona, por ser principio sin principio. La igualdad conlleva unidad con respecto a otro; pues igual es lo que tiene la misma cantidad que otro. De este modo la igualdad se apropia al Hijo que es el principio del principio. Por su parte, la conexión implica unidad de dos. Por eso se apropia al Espíritu Santo, en cuanto que procede de los dos.

A partir de ahí, puede entenderse lo que dice Agustín: Los tres son uno por el Padre, iguales por el Hijo, conexos por el Espíritu Santo. Pues es evidente que cada característica se atribuye a aquel en quien se encuentra primero, así como a todos los seres inferiores se dice que viven por su alma vegetal, por ser la primera en la que se manifiesta la vida de estos seres. La unidad se encuentra inmediatamente en la persona del Padre, incluso si, aunque imposible, desaparecieran las otras personas. De este modo, las otras personas tienen la unidad por el Padre. No obstante, desaparecidas las otras personas, en el Padre no se encuentra la igualdad. Pero, existente el Hijo, inmediatamente aparecerá la igualdad. De este modo, se dice que todos son iguales por el Hijo, no porque el Hijo sea principio de la igualdad del Padre, sino porque, si el Hijo no fuese igual al Padre, el Padre no podría ser llamado igual, pues su igualdad en primer lugar es considerada en relación al Hijo. Lo mismo cabe decir de la igualdad que tiene el Espíritu Santo con el Padre, es decir, la tiene por el Hijo. Asimismo, excluido el Espíritu Santo, que es el nexo de los dos, no podría entenderse la unidad de conexión entre el Padre y el Hijo. De este modo, se dice que todos están conexos por el Espíritu Santo, porque, existente el Espíritu Santo, se encuentra Él donde el Padre y el Hijo pueden llamarse conexos.

(Suma Teológica del Santo Tomas del Aquino, Cuestión 39, Articulo 8, Solución, Párrafo 2)


En cambio está lo que se dice en 1 Juan 5,7: Tres son los que dan testimonio en el cielo: El Padre, la Palabra y el Espíritu Santo. Y Agustín dice en VII De Trin.3: Al preguntar: ¿Qué tres?, respondemos: Tres personas. Luego Espíritu Santo es el nombre de la persona divina.

Solución. Hay que decir: En Dios, dos son las procesiones. Una de ellas, la procesión por amor, no tiene nombre, como ya se dijo. Por eso, y como también dijimos, las relaciones derivadas de esta procesión no tienen nombre. Por lo cual y por lo mismo, la persona que resulta de dicha procesión tampoco tiene nombre propio. Pero, así como por el uso del lenguaje encontramos algunos nombres que aplicamos para indicar tales relaciones, como procesión y espiración, los cuales, por su concreto significado, parecen los más apropiados para indicar tanto los actos nocionales como las procesiones, así también, para indicar la persona divina resultante de la procesión por amor, por el uso que hace la Escritura, se ha encontrado, como nombre más apropiado, el de Espíritu Santo.

La conveniencia de este nombre puede fundamentarse en dos razones. 1) La primera, por la misma realidad común que implica el mismo Espíritu Santo. Pues dice Agustín en el XV De Trin.4: (El Espíritu Santo) es común a ambos: y tiene como nombre propio lo que es común a los dos: Pues el Padre es Espíritu y el Hijo es Espíritu: y el Padre es Santo y Santo es el Hijo. 2) La segunda, por su misma significación. Pues en las cosas corpóreas la palabra espíritu parece indicar cierto impulso y moción. De hecho, al aire espirado y al viento los llamamos espíritu. Por lo tanto, es propio del amor, que mueve e impulsa la voluntad del que ama hacia lo amado. Por otra parte, la santidad se atribuye a aquello que está ordenado a Dios. Así, pues, porque la persona divina procede por amor con el mismo con que Dios es amado, es adecuado que sea llamada Espíritu Santo.

(Suma Teológica del Santo Tomas del Aquino, Cuestión 36, Articulo 2, En Cambio, Solución)


Siendo el Padre y el Hijo personas subsistentes y de naturaleza divina, el Espíritu Santo no sería contado con ellos si no fuera El también una persona subsistente en la naturaleza divina. Pero es contado con ellos, como vemos en San Mateo, cuando el Señor dice a los discípulos: ―Id, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y en la segunda a los de Corinto: ―La gracia del Señor Jesucristo y la caridad de Dios y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros; y en la primera de San Juan: ―Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y los tres son uno. Todo esto demuestra claramente que no sólo es persona subsistente, como el Padre y el Hijo, sino que tiene también con ellos unidad de esencia.

(Suma Contra los Gentiles - Santo Tomas del Aquino, Libro 4, Capitulo 18)


San Agustín, ut supra - No sólo resucitarán a vida eterna los ciento cincuenta y tres santos figurados en los ciento cincuenta y tres peces, sino que en este número están comprendidos todos los que recibieron la gracia del Espíritu Santo. Este número contiene tres veces el número cincuenta, y además sobre éste el tres, por el misterio de la Trinidad. Completase, pues, el número cincuenta por la multiplicación del siete por sí mismo, añadiéndole uno en significación de que los tres son uno.

(Comentario Bíblico de la Catena Aurea – Santo Tomas del Aquino sobre Juan 21:1-11)

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