COMENTARIO LECCIONARIOS EXEGÉTICO BÍBLICO DE 1 JUAN 5:7-8 – JUAN CALVINO
COMENTARIO LECCIONARIOS EXEGÉTICO BÍBLICO DE 1 JUAN 5:7-8 EN DEFENSA DE LA COMA JOÁNICA – JUAN CALVINO
Párrafos leccionarios y comentarios exegético en defensa de la Coma Joánica (1 Juan 5:7-8) extraídas de los libros de Juan Calvino
1 Juan 5:7-8 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
Ἰωάννου αʹ 5:7-8 οτι τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τω ουρανω ο πατηρ ο λογος και το αγιον πνευμα και ουτοι οι τρεις εν εισιν και τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τη γη το πνευμα και το υδωρ και το αιμα και οι τρεις εις το εν εισιν. (Textus Receptus Griego - Beza 1598)
Hay tres que dan testimonio en el cielo. Algunos han omitido todo este versículo. Jerome piensa que esto ha sucedido por diseño más que por error, y eso, de hecho, solo por parte de los latinos. Pero como incluso las copias griegas no están de acuerdo, no me atrevo a afirmar nada sobre el tema. Sin embargo, dado que el pasaje fluye mejor cuando se agrega esta cláusula, y como veo que se encuentra en las mejores y más aprobadas copias, me inclino a recibirlo como la lectura verdadera. Y el significado sería, que Dios, para confirmar más abundantemente nuestra fe en Cristo, testifica de tres maneras que debemos estar de acuerdo con él. Porque así como nuestra fe reconoce a tres personas en la única esencia divina, así es llamada a Cristo de tal manera que puede descansar en él.
Cuando dice: Estos tres son uno, no se refiere a la esencia, sino al contrario al consentimiento; como si hubiera dicho que el Padre y su eterno Verbo y Espíritu testifican armoniosamente lo mismo respecto a Cristo. Por lo tanto, algunas copias tienen εἰς ἓν, "para uno". Pero aunque lees ἓν εἰσιν, como en otras copias, no hay duda de que el Padre, la Palabra y el Espíritu se dice que son uno, en el mismo sentido en que después se dice la sangre, el agua y el Espíritu. estar de acuerdo en uno.
Pero como el Espíritu, que es un testigo, se menciona dos veces, parece ser una repetición innecesaria. A esto respondo que, dado que él testifica de Cristo de diversas maneras, se le atribuye adecuadamente un doble testimonio. Porque el Padre, junto con su Sabiduría y Espíritu eternos, declara que Jesús es el Cristo, por así decirlo con autoridad, entonces, en esta facilidad, la única majestad de la deidad debe ser considerada por nosotros. Pero así como el Espíritu, que habita en nuestros corazones, es una prenda, una prenda y un sello para confirmar ese decreto, así vuelve a hablar en la tierra por su gracia.
COMENTARIO BIBLICO DEL JUAN CALVINO SOBRE 1 JUAN 5:7
Ya he tratado por extenso de la eterna divinidad y de la esencia del Espíritu Santo. Baste ahora saber que Jesucristo ha venido con el agua y la sangre, de tal manera que el Espíritu da también testimonio, a fin de que la salvación que nos adquirió no quede reducida a nada. Porque como san Juan alega tres testigos en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu, igualmente presenta otros tres en la tierra: el agua, la sangre y el Espíritu (1 Jn. 5, 7-8).
No sin motivo se repite el testimonio del Espíritu, que sentimos grabado en nuestros corazones, como un sello que sella la purificación y el sacrifico que con su muerte llevó a cabo Cristo. Por esta razón también dice san Pedro que los fieles han sido «elegidos en santificación del Espíritu para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo» (1 Pe. 1, 2). Con estas palabras nos da a entender que nuestras almas son purificadas por la incomprensible aspersión del Espíritu Santo con la sangre sacrosanta, que fue una vez derramada, a fin de que tal derramamiento no quede en vano. Y por esto también san Pablo, hablando de nuestra purificación y justificación, dice que gozamos de ambas en el nombre de Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios (1 Cor. 6, 11).
Resumiendo: el Espíritu Santo es el nudo con el cual Cristo nos liga firmemente consigo. A esto se refiere cuanto expusimos en el libro anterior sobre su unción.
INSTITUCION DE LA RELIGION CRISTIANA DEL JUAN CALVINO, CAPITULO I, PÁRRAFO I, LIBRO III.
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