El bautismo de infantes - Martín Lutero

LUTERO Y EL BAUTISMO - CAESER AREVALO


El bautismo de infantes no depende en la fe del recipiente pero en la promesa de la Palabra y el mandato de Jesus. Dice Lutero abajo:

"Que el bautismo de niños agrada a Cristo está suficientemente probado por su propia obra, a saber, que Dios santifica a muchos de ellos que han sido así bautizados, y les ha dado el Espíritu Santo; y que aún hay muchos hoy en día en quienes percibimos que tienen el Espíritu Santo tanto por su doctrina como por su vida; como también nos es dado por la gracia de Dios que podamos explicar las Escrituras y llegar al conocimiento de Cristo, lo cual es imposible sin el Espíritu Santo. Pero si Dios no aceptara el bautismo de los infantes, no les daría el Espíritu Santo ni ninguno de sus dones a ninguno de ellos; en resumen, durante este largo tiempo hasta el día de hoy ningún hombre sobre la tierra podría haber sido cristiano. Ahora bien, puesto que Dios confirma el bautismo por los dones de su Espíritu Santo, como es claramente perceptible en algunos de los padres de la iglesia, como San Bernardo, Gerson, Juan Hus y otros, que fueron bautizados en la infancia, y puesto que la santa Iglesia cristiana no puede perecen hasta el fin del mundo, deben reconocer que tal bautismo infantil es agradable a Dios. Porque nunca puede oponerse a sí mismo, ni apoyar la falsedad y la maldad, ni impartir para su promoción su gracia y su Espíritu. Esta es de hecho la mejor y más fuerte prueba para los ingenuos y los ignorantes. Porque no nos quitarán ni invalidarán este artículo: Creo en una santa Iglesia cristiana, la comunión de los santos.

Además, decimos que no nos interesa tanto saber si el bautizado cree o no; porque por eso el bautismo no se vuelve inválido; pero todo depende de la Palabra y mandato de Dios. Esto ahora es quizás algo agudo, pero se basa enteramente en lo que he dicho, que el bautismo no es otra cosa que agua y la Palabra de Dios en y entre sí, es decir, cuando la Palabra se agrega al agua, el bautismo es válido, incluso aunque falte la fe. Porque mi fe no hace el bautismo, sino que lo recibe. Ahora bien, el bautismo no se invalida aunque sea mal recibido o empleado; ya que no está ligada (como se dice) a nuestra fe, sino a la Palabra.




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