«El Nuevo está escondido en el Antiguo; El Antiguo está revelado en el Nuevo».
El comentario Bíblico del William McDonarld habla sobre este tema:
Es llamado Antiguo Testamento (o Pacto) para contrastarlo con el «Nuevo», aunque quizá sería mejor: «Pacto Más Antiguo», puesto que para algunas personas la palabra «antiguo» sugiere que no vale la pena leerlo. Esto sería un error fatal, desde un punto de vista espiritual, histórico o cultural. Ambos Testamentos son inspirados por Dios, y, por lo tanto, útiles para todos los cristianos. Aunque el creyente en Cristo frecuentemente va a la parte de la Biblia que habla específicamente de nuestro Señor, Su Iglesia, y cómo Él quiere que vivan Sus discípulos, no podemos dejar de enfatizar la importancia del Antiguo Testamento para que el creyente sea enteramente preparado.
Agustín de Hipona expresó bien la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento:
«El Nuevo está escondido en el Antiguo;
El Antiguo está revelado en el Nuevo».
Nuestra palabra «pacto» es una traducción de la palabra hebrea berith. En el Nuevo Testamento las palabras «pacto» y «testamento» son traducciones de la misma palabra griega: diatheke. En el título de las Escrituras, el significado de la palabra «pacto» nos parece definitivamente preferible, porque el Libro constituye un pacto, una alianza entre Dios y su pueblo.

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