Contexto Biblico

¿Que es tomar algo fuera de contexto?


Mateo 7:1 tal vez es el texto más utilizado por quienes NO conocen la Biblia y se ofenden cuando un falso maestro es expuesto, o cuando se señalan pecados como el aborto o la homosexualidad. Junto al verso de Juan capítulo 8 verso 7 que nos dice que “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra”, las personas los utilizan para decir que no debemos juzgar a nadie, que no estamos en este mundo para juzgar, que sólo Dios es quien juzga, que nos somos perfectos para juzgar a nadie, etc. ¿Pero es eso lo que REALMENTE ENSEÑA LA BIBLIA?

Si vemos el contexto de ambos pasajes notaremos que en Mateo capítulo 7 la instrucción es a no juzgar de manera hipócrita cuando nosotros también estamos en pecado, notaremos también que es necesario limpiarnos para poder AYUDAR a nuestro hermano a sacar el pecado o el error de él. “Limpiarnos” no quiere decir que hayamos alcanzado santidad impecable, sino a que ya no hacemos del pecado nuestra forma habitual de vida. Pasando a los falsos maestros, si continuamos leyendo veremos que es necesario juzgar la enseñanza y los frutos de los predicadores que se colocan en el lugar de maestros, pues NO todo el que llama Señor a Jesús es un cristiano verdadero, aunque pretenda presentar como credenciales de su “ministerio” el profetizar, echar fuera demonios o hacer milagros, esto también debería ser otro motivo para examinarnos a nosotros mismos. Quienes comprenden mal este pasaje lo interpretan como si no debiéramos juzgar para que no nos juzguen a nosotros, es decir, si callamos ante el pecado y el error doctrinal de otros, ellos callaran ante nuestro pecado y nuestro error doctrinal y todos contentos. ESO NO ES CRISTIANISMO, es engañarnos pensando que, si todos ocultamos nuestros pecados y si nadie señala ni el pecado ni el error de nadie, todos estamos bien, es además INCREDULIDAD y equivale a decir que mientras los hombres no nos juzguen Dios tampoco lo hará. Algunos incluso llegan hasta el verso 3 y repiten que NO debemos ver la paja en el ojo de los demás cuando tenemos una viga en nuestro ojo, queriendo dar a entender que como también tenemos pecado debemos guardar silencio, anulando e ignorando los versos 4 y 5 que nos mandan limpiarnos para poder ayudar a nuestro hermano a limpiarse también, como vemos la instrucción NO es a callarnos y vivir todos en pecado, sino a limpiarnos y buscar santidad en cuanto a pecados personales y a ejercer discernimiento en cuanto a predicadores y maestros.

Pasando al segundo texto mal utilizado, si vemos el contexto en Juan 8:7, veremos que “arrojar la primera piedra” se refiere a causar daño físico con la intención de matar y no a señalar el pecado o el error en la vida de una persona, los fariseos NO le estaban pidiendo a Jesús que le dijera a esta mujer que era adultera, eso ya estaba demostrado, lo que ellos deseaban era que El diera su consentimiento para matarla (Juan 8:5). Si arrojar la primera piedra consistiera en hablar acerca del error o pecado en otros y sólo pudiera hacerlo quien estuviera libre de cualquier tipo de pecado lógicamente solamente Dios podría hacerlo y eso haría imposible juzgar a falsos predicadores y falsos maestros, tampoco podría juzgarse el pecado en la Iglesia, ni aplicarse disciplina.

La Iglesia ya sufre numerosos ataques desde dentro por parte de quienes se hacen llamar cristianos y utilizan los púlpitos para atacar la autoridad de La Palabra de Dios, la mayor necesidad de la Iglesia es discernimiento para poder juzgar entre lo bueno y lo que aparentemente es bueno. Satanás no viene disfrazado de demonio, sino como ángel de luz, sus emisarios hacen lo mismo.

A la luz de La Palabra vemos que NO debemos juzgar de manera hipócrita (Rom.2:1); no debemos juzgar según las apariencias (Jn.7:24); no debemos juzgar al hermano de débil conciencia (Rom.14:1-5); no debemos juzgar el servicio o la obra de otro hermano (1ª.Co.4:1-5) se entiende por obra todo servicio que este apegado a lo que ordena la Biblia, no debemos juzgar su obra en cuanto a cantidad o calidad, será El Señor quien lo juzgue en su venida y cada uno dará cuenta al Señor de cómo administro sus talentos (Mat.25:15-30); y finalmente no debemos juzgar a un hermano hablando mal de él (Stg. 4:11-12), este pasaje se refiere a juzgar emitiendo juicio de condenación, lo cual le corresponde únicamente a Dios. Pero en cuanto a juzgar las falsas doctrinas y los falsos maestros o falsos profetas es un deber y obligación de todo creyente, ejercitar discernimiento en base a La Biblia, para no ser engañado y poder ayudar a otros a salir de su error (Santiago 5:19-20).

Por otra parte, vemos que debemos juzgar los frutos de predicadores y pastores para saber si realmente vienen de Dios o son del tipo de personas que aunque afirman hacer milagros, profetizar y echar fuera demonios El Señor NUNCA LOS HA CONOCIDO (Mateo 7:15-23) los frutos son su carácter, su predicación y su testimonio como creyentes en base a La Palabra de Dios, y NO la cantidad de personas que los siguen, cuánto dinero o bienes terrenales poseen, ni cuantos predicadores o pastores los reciben y recomiendan; debemos juzgar a los que se hacen llamar apóstoles y son mentirosos (Apocalipsis 2:2); debemos juzgar toda predicación y enseñanza que leemos o escuchamos contra lo que enseñan las Escrituras en su debido contexto (Hechos 17:11); debemos abstenernos de participar en las obras estériles de las tinieblas y en lugar de participar de ellas debemos desenmascararlas (Efesios 5:11); debemos juzgar (examinar) las profecías (cualquiera que diga que habla de parte de Dios y esto incluye escritores y predicadores), debemos retener lo bueno, desechar lo malo y abstenernos de TODA especie de mal (1ª.Tes.5:21-22), como hemos dicho anteriormente esto NO se refiere a escuchar a un falso profeta y buscar que tiene de bueno en su predicación, sino a desechar totalmente a cualquiera que tuerce la Palabra de Dios y abstenernos de escucharlo; E incluso vemos que es Bíblico señalarlos por nombre (1ª.Timoteo 1:20; 2ª.Timoteo 2:17; 3ª.Juan verso 9), Cristo lo hizo con Herodes, con los fariseos y los escribas, Juan el Bautista denunció a Herodes y a los líderes religiosos, Pablo a los falsos maestros en Éfeso y Gálacia (Alejandro, Himeneo y Fileto), Juan el apóstol a Diotrefes. Es importante aclarar que cuando se trata de pecados personales hay un orden a seguir (Mateo 18) y en todo caso es la Iglesia local quien debe juzgar al pecador y no hacer público su pecado (1ª.Corintios 5:1-5). Nuestro deber es juzgar su enseñanza y sus frutos y advertir a los demás con pruebas sólidas, desecharlo como maestro, profeta o predicador, y hacerlo de manera Bíblica.

En cuanto a pecados personales, es importante recordar que NO debemos entrometernos en la vida de las personas, ni pretender ser la policía de la congregación, al intentar hacer el trabajo del Espíritu Santo tratando de forzar la consciencia de las personas, imponer nuestro criterio y pretender obligarlos a actuar del modo que nosotros queremos. Es muy diferente cuando una persona llamándose hermano vive en pecado habitual, a cuando alguien que por falta de conocimiento y por tener poco tiempo de ser creyente aún no ha sido llevado por el Espíritu a la convicción en áreas grises, como vestuario, comidas o días de fiesta, en todo caso será la predicación de La Palabra lo que haga que estas personas adquieran conocimiento y dejen atrás las cosas que por falta de conocimiento hacen o se abstienen de hacer.

Lea, estudie en su debido contexto y medite en La Palabra de Dios, solo conociéndola será capaz de ejercer verdadero discernimiento, lo cual no es una opción es una necesidad y un mandamiento.

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